Desde el siglo V existe la celebración del día 6 de enero como el de la Epifanía o manifestación de Dios a todos los hombres representados en los tres Reyes. La tradición los hace llegar de Oriente, de Persia donde los magos eran una tribu que se dedicaban a estudiar los astros. Cuentan que Melchor, Gaspar y Baltasar muchos años después de visitar al Dios Niño fueron bautizados por Santo Tomás cuando este iba a predicar a La India.
El día 5 por la tarde, antes del comienzo de la Eucaristía ya estaba el templo abarrotado de familias enteras y multitud de niños. La celebración estuvo presidida por el padre Vicente Ballester, vicario parroquial, en medio de un clima totalmente festivo y navideño.
Tras la proclamación de la Palabra el padre Vicente entabló una homilía dialogada con los niños. Mediante preguntas y respuestas fue profundizando en el Evangelio apuntando que sólo Jesús es el verdadero rey y que “quiere reinar en cada uno de nosotros” porque “hay uno que puede verdaderamente llenar tu vida entera de alegría y hacer que seas feliz”. Remarcó la importancia de la luz de la estrella como “símbolo del amor que verdaderamente necesitamos, siendo los regalos la señal de esto”. El celebrante finalizó exhortando a la asamblea a exultar de alegría y ser testigos de Jesús recordando siempre “la necesidad de postrarnos ante Jesús, de hacernos pequeños, siguiendo esta estrella que es la fe”.
Acabada la celebración eucarística, en medio de gran expectación llegaron a la parroquia SSMM los Reyes Magos de Oriente. Tras postrarse ante el niño y dirigir unas palabras a todos los congregados fueron recibiendo a los niños de cada familia y entregándoles regalos a cada uno como signo del verdadero regalo que es Cristo.
