¿Os podéis presentar?
Soy Elena, venimos de Barcelona.
Yo soy Enrique de Sant Cugat del Valles.
Yo también de Sant Cugat, me llamo Féllix.
Yo soy Max y soy de Maresme.
¿Por qué habéis venido?
Hemos venido a ayudar a todos los afectados por la DANA, sea a nivel personal o con necesidades más materiales.
¿Qué os ha motivado a venir?
Ver el sufrimiento de la gente.
Ver lo cómodos que estamos nosotros y saber que no merecemos la oportunidad que tenemos cuando hay gente sufriendo.
¿Cómo habéis acabado en Santiago Apóstol?
Por mosen Alex del monasterio de Sant Cugat. Estábamos hablando y él nos dijo que podíamos venir aquí, habló con Marta y aquí hemos acabado. Esta parroquia es brutal, una pasada.
Nos han acogido muy bien, nos han dado una cama, comida muy rica y sobre todo, alegría. Mucha proximidad y hacernos sentir como en casa.
¿Qué te llevas de aquí?
De la comunidad, amor porque lo he recibido de gente que no me conoce que me ha tratado muy bien. De la experiencia, muy agradecido a Dios por lo que tenemos y no nos damos cuenta de que está siempre y no lo valoramos.
Yo flipo con que ha pasado casi un mes y todavía hay parkings con agua. Hoy estaban vaciando agua de muchos parkings. Nos ha llamado el cariño que nos han mostrado los afectados. Los vecinos una locura de cómo nos acogían, super agradecidos. Dándonos comida caliente. Se lo toman con humor, “Ahora sacaré el coche”, y el coche está debajo de una pila de coches. La vida es dura, pero hay que ver el lado positivo.
¿La fe tiene algo que ver con todo esto?
Cien por cien. Todos estamos aquí para gloria de Dios. Lo hemos visto en las miradas de los voluntarios. En los vecinos de Catarroja; una chica nos ha contado su experiencia y necesitaba un abrazo, ha roto con nosotros los esquemas que mantenía durante días porque había que mantener la buena cara con los vecinos, pero se ha visto con fuerza s para llorar con nosotras y pedirnos un abrazo.
Una frase…
Experiencia enriquecedora.
Vivimos muy cómodos.
“La paz empieza siempre con una sonrisa” decía santa Teresa de Calcuta y eso se ha visto estos días.
El que no vive para servir no sirve para vivir.