¡Ven, Espíritu Santo!
La vigilia de la Pascua de Pentcostés se celebró en la parroquia a las 19’00 horas de la tarde con una gran participación del Pueblo de Dios. La primera parte de la celebración estuvo inundada de la Palabra de Dios en el Antiguo Testamento. Babel, la Alianza del Sinaí, los huesos que toman vida en el Espíritu y la profecía de Joel. Al finalizar la misma, Las Palabras del Nuevo Testamento y el Evangelio entraron en la asamblea portando la Buena Noticia de la filiación divina en el Espíritu Santo. Las moniciones preparaban la escucha y el canto a cada lectura hacía resonar los ecos de la proclamación.
La celebración estuve presidida por el párroco, d. Vicente Carrascosa, y por el vicario, d. Vicente Ballester. Tras la riqueza de la Palabra de Dios y los ecos de la asamblea, la predicación se centró en cómo el Espíritu Santo viene a romper el miedo que nos envuelve y que nos paraliza, nos llena de ansiedades, de obsesiones, a veces deforma la realidad, nos hace torpes en las relaciones y nos impide gustar las cosas. Frente a esto, el Espiritu Santo, planteó el párroco, «viene a despertar todos los sentidos». Despierta el oído para dejar de oirnos a nosotros mismos y escuchar al Señor, despierta el olfato para detectar las cosas de Dios, la auténtica amistad…, despierta la vista para mirar a los otros justificándolos y despierta el gusto por vivir con plenitud. De esta forma, en palabras de d. Vicente «el Espíritu Santo viene a tocarnos con la misericordia de Dios, a tocar todo aquello que es impedimento para el amor, a tocar el pecado concreto y, así, crear una armonía de todo hacia Dios despertandonos al amor.»
Tras la homilía, la celebración continuó con los ritos eucarísticos y los fieles pudieron comulgar bajo las dos especies.
La vigilia finalizó con una cena de fraternidad en la plaza de la parroquia.
