Es difícil hacerlo breve, son muchas experiencias y muchas cosas en el corazón. Lo fundamental es la experiencia de estos días, dentro del drama y la oscuridad de esta situación. Se me ha hecho presente que al final somos un cuerpo y que cuando un miembro del cuerpo sufre, todos sufren con él, lo que dice el Evangelio. Es imposible quedar indiferente ante el sufrimiento humano y se me ha hecho presente con mi experiencia, y viendo a tantos jóvenes, adultos, niños, familias enteras que se han volcado de una manera tan desinteresada, saliendo de sus casas sin saber a quién iban a ayudar, sin saber quién estaba al lado.
Al final se pone de manifiesto que Dios está en el corazón de cada uno. Está siendo precioso ver como Dios está en medio de todo este caos. Me hacía esta pregunta cuando llegué a Catarroja “¿Dónde está Dios aquí?” Porque ves todo en silencio, oscuro, destrozos… se me respondía viendo a todos los que estábamos ahí, nos habían llamado y estuvimos toda la noche ayudando en lo que se nos pedía. Al final el movimiento de toda la gente pone de manifiesto que la luz brilla en medio de las tinieblas, el poder que tiene cada pequeño gesto de iluminarlo todo. El Amor siempre vence. Al amor no lo puede apagar ni las aguas, como dice la Escritura. Me parecía muy fuerte vernos ahí y gran parte de ti no quería irse, estar con los hermanos ayudando cada uno en sus posibilidades, unos en casa con los niños, otros ayudando…