Porque soy virgen consagrada, porque soy trabajadora social y trabajo en Cáritas diocesana esto desde el primer momento lo he seguido muy de cerca. No es lo mismo vivirlo a nivel institucional que vivirlo a nivel íntimo y personal en la relación con Dios o vivirlo en el servicio a los demás en una realidad concreta como es la comunidad cristiana, la parroquia Santiago Apóstol.
Al principio no sabía situarme porque yo no he dejado de trabajar estos días, entonces el tiempo disponible no era mucho. El Señor me daba la oportunidad el día 1 por la tarde cuando pidieron ayuda, porque lo de ir por la noche “no tengo ni botas… ¿a dónde voy? Y mañana trabajo…” “No te agobies ya te dará el Señor el lugar”. El día 1 por la tarde estuve toda la tarde a lo que me mandaran, organizando las bolsas de comida, etc. Hubo un momento que dijeron que también había adoración… esto de Marta y María… el Señor te llama a estar a los pies de Jesús, que es la forma más preciosa de intercesión que se puede hacer, entonces cuando vi que no había más faena en lo que era el montaje de las cajas de comida me fui a rezar el Rosario con el Señor y, la verdad, es que fue un momento de intimidad de poder pedirle al Señor que se haga presente en medio de todo esto.
El domingo de nuevo pusieron un mensaje porque hacía falta trasladar todo lo que había en el comedor de colegio al gimnasio. Me puse a disposición de las personas que organizan y a servir en lo que me mandasen: separando ropa para organizarla por tallas, luego limpiando botas de los voluntarios que iban llegando… Me quedé ahí toda la tarde y fue una experiencia como de estar esperando la vuelta de los hijos a casa. Porque son hijos de la luz porque estaban llevando la luz en medio de la tiniebla; estaban haciendo presente a Dios, a Jesucristo. Para mí era como estar a los pies del Señor porque no les lavaba los pies, pero les lavaba las botas… lo pude hacer con mucho amor a Jesucristo y así, con amor a los demás. Te das cuenta de que no es cuestión de una foto o de un estado sino de amar, amar y amar, en el amor es donde se encuentra la verdadera alegría. Me dio mucha alegría porque en el día de todos los santos en la vigilia de oración que hicimos me tocó una santa que se llama santa Ángela de la Cruz que dice “Dejémonos arrastrar por la fuerza del amor de Dios porque solo en él se encuentra la verdadera alegría” y a mí esto me está acompañando desde el día 1 y veo que es así. Hace que puedas hacer cosas que no pensabas que podías hacer y te da la capacidad o la fuerza… Dios va obrando y si te dejas tomar pues él contigo hace lo que quiere. Muy tranquila, Señor yo soy tuya, cuando tú quieras, con quien tú quieras, donde tú quieras.
Estos días de vuelta en el trabajo también atendiendo a un montón de gente que lo han perdido todo y darles una palabra de ánimo, de perseverancia. Dios también está aquí. Hablaba con una de las organizadoras y me decía que vemos en la parroquia la parte bonita y es verdad porque nada tan bonito y precioso como ver cómo se mueven los corazones al servicio, a la generosidad… uno se olvida de sí mismo.
Esto es el primer empujón, sé que esto solo acaba de empezar, irán llegando las necesidades. Le pido al Señor dejarme llevar por la fuerza de su amor, que te lleva a entregarte; no es un sacrificio. Veo dentro de este sufrimiento la misericordia, el amor impresionante que Dios nos tiene, que nos mueve a la caridad. Muy contenta de ser hija de la Iglesia y esposa de Cristo como virgen consagrada.