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Misión Catarroja II.

20/11/2024

Desde el primer momento de toda esta situación, Catarroja ha sido el centro neurálgico de la actuación que está llevando a cabo Santiago Apóstol. Son esas cosas que suceden sin saber muy bien porqué, que no se buscan pero que aparecen y van conformando la forma y el espíritu de la misión.

La primera semana, la de máxima emergencia, la acción se centró en acondicionar el templo para este servicio del todo inesperado. Limpieza, montaje de estanterías, llegada de los alimentos y otros productos y organización del estocaje. Al mismo tiempo hubo que generar un sistema eficaz de abastecimiento y reparto. Las donaciones llegaban directamente desde Santiago Apóstol; todo lo que se recibía, se enviaba de forma inmediata hacia esta localidad pues la emergencia era total. Varias furgonetas y camiones descargaban durante toda la jornada, bien enviados desde nuestra parroquia, así como aquello que llegaban por su cuenta. En este primer momento el agua, la lejía, los útiles de limpieza y comida que no se tuviera que cocinar era lo más necesario. La gente iba llegando a la plaza a lo largo del día con la lista de necesidades y se le servía en la medida de lo posible, que fue mucha.

Toda esta acción estaba coordinada por Fátima García quien contaba con varias decenas de voluntarios llegados tanto desde Santiago Apóstol como de la propia feligresía. Junto con toda esta labor, en la carpa montada en la plaza, médicos, enfermeros y psicólogos han montado guardia todos los días, atendiendo pequeñas curas, escuchando las situaciones de trauma vividas y haciendo visitas domiciliarias.

Conforme han pasado los días, la misión en Santa María ha ido adaptándose a las circunstancias. Junto con Fátima, Joan Magraner, feligrés de la propia parroquia, ha ido asumiendo las tareas de organización. Las donaciones han ido cayendo poco a poco y lo que las dos primeras semanas llegaba a Santiago, posteriormente ha conllevado una gran labor de búsqueda de nuevos recursos, pero la Providencia no descansa. El abastecimiento al punto de Catarroja ha sido constante. La organización se ha modificado pues ya no se abre todo el día, pero se ha establecido un amplio horario de atención y se envía hacia allí lo que se va necesitando en cada momento mediante 2-3 camiones al día.

Ha salido en prensa que en esta zona ha habido dos posibles milagros. La parroquia de San Antonio de Padua de Catarroja no fue alcanzada por las aguas a pesar de que en las casas de alrededor se alcanzaron más de 2 metros de agua; párroco y feligreses lo atribuyen a la intercesión del Padre Pío, de quien recibieron hace poco una reliquia. En otra parroquia, la de San Ramón Nonato de Paiporta, los paños sagrados dejados sobre la cajonera de la sacristía permanecieron incólumes a pesar de que esta sala fue anegada por las aguas. Impactante.

Pero ¿no es menos milagro que casi 5000 personas estén siendo abastecidas gratuitamente todos los días mediante donaciones? ¿No es menos milagro la entrega y el servicio, tantas veces hasta la extenuación de los voluntarios ¿No es menos milagro permanecer en la ayuda cuando ya se han ido la mayoría o las instituciones todavía no han llegado? ¿No es menos milagro que el Señor siga oyendo el clamor de su pueblo y enviando día y noche obreros a su mies?