El domingo después de la Natividad del Señor se celebra en la Iglesia la festividad de la Sagrada Familia. La misa mayor de las 11 de la mañana congregó a muchas familias hasta el punto de que el párroco comenzó la homilía bromeando con que habría que pedirle al arzobispo un templo más grande.
El padre Vicente Carrascosa alertó en su predicación de la posible tentación que podía surgir al escuchar las lecturas del día, pensando que todo lo afirmado era cierto, pero para los demás: “a ver si se enteran mis hijos ya, mi mujer, mi marido…” Sin embargo, las lecturas apuntaban hacia “un amor que es algo más que humano”.
Del Evangelio de Jesús perdido en Templo el presidente destacó tres enseñanzas. La primera, que la familia iba a celebrar la Pascua y, de este modo, “el don de la familia es ser el lugar donde se celebra la Pascua porque en ella se aprende a amar así; con el sí quiero, uno ya no se pertenece y esto es un amor pascual”. La segunda, que cuando el niño se pierde aparece un gran sufrimiento en sus padres y éste es el corazón de la familia, pues “la familia es un seno para que los hijos no se pierdan y por eso se les enseña todo, para que sean maduros”. La tercera enseñanza que se podía entresacar es que el Niño no aparece, haciendo presente lo difícil que es soltar a los hijos y ayudarles a que “no reproduzcan la voluntad de su padre de la tierra sino la de su Padre del cielo, que al fin y al cabo es su vocación”.
Tras la homilía que acabó con una fuerte exhortación a que los matrimonios se enamorasen de su vocación mostrando al mundo que “el amor existe y es para siempre, en cada familia siendo Dios fiel en el amor humano, se renovaron las promesas matrimoniales y Abrahám y Ester las rezaron en nombre de todos los cónyuges presentes que, en ese momento se cogieron de la mano y fueron respondiendo a las invocaciones.
Tal y como estaba previsto, al acabar la celebración eucarística el patio del colegio se llenó de actividades recreativas para los niños organizadas por los jóvenes de la parroquia y en el gimnasio se instalaron dos castillos hinchables para los más pequeños. A las dos de la tarde se acabó la celebración con una comida en la plaza de la parroquia para todas las familias asistentes, ¡las pizzas estaban buenísimas!
