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ENTREVISTA. Fátima García.

11/11/2024

¿Puedes presentarte?

Soy Fátima García, salvadoreña, vivo en Valencia desde hace 5 años y soy administrativa en la Universidad Católica de Valencia “San Vicente Mártir”.

Cuéntanos… ¿qué has estado haciendo estos días con todo el acontecimiento de la DANA?

Estoy de coordinadora general en el punto de reparto de alimentos y material en la parroquia de Santa María Madre de la Iglesia en Catarroja.

Bueno… ¿por qué estas estos días allí sin parar?

Estaba el jueves en misa y pidieron 7 voluntarios para ir a Catarroja a quitar el barro y no me querían dejar ir porque iba con camisa blanca, zapatillas Converse, con chalequito muy blanco. “Tu, ¿a qué vas?” y dije que no me importaba, me iba. Desde ese día ya no he salido de ahí, nos quedamos hasta las 6 de la mañana y a las 12 volví. Era el 1 de noviembre y no tenía trabajo así que allí estuve.

¿En qué consiste la coordinación que llevas a cabo?

Pues esto surgió. No es que nadie me haya dicho “Tú, Fátima”, surgió, estaba muy disponible. La tarea consiste en organizar los productos, a la gente, los voluntarios, limpiar, el servicio sanitario y psicológico.

 ¿Horas al día?

Bien… vengo a las 6 a la parroquia, luego salimos hacia Catarroja y llego a casa 12,30 o 1 de la mañana, depende según el día. Depende, la verdad es que yo obedezco.

¿Y el trabajo? Porque ahora ya son días laborables.

 Esta semana que he estado totalmente me he pedido mis vacaciones, pero ayer hablé con mi jefa y me voy a pedir una excedencia porque hay mucha necesidad y necesito más tiempo.

¿Por qué estás haciendo todo esto? ¿Necesitarás el dinero para vivir?

Mi jefa me decía lo mismo, que necesitaba el dinero. El dinero ahora es lo de menos para mí y yo con mi familia que tengo aquí me voy a apañar. Yo soy parroquia Santiago Apóstol también y es mi familia, sé que al final no me van a dejar sola. De momento veo otras necesidades más grandes que cubrir las mías.

¿Qué te mueve a hacer todo esto?

Me mueve el corazón.

¿Alguna experiencia que te haya llegado más? De niños, de ancianos, de familias…

Llevo entre ceja y ceja la zona de Barraques porque allí no llega nada. Ayer me contó una voluntaria que llevó detergente a una señora mayor que se estaba muriendo. Le llamé y me pidió que necesitaba alguien que le organizara porque no tenía fuerzas y decía que pronto se moría. Ella iba arrastrándose, porque toda esa zona son abuelos que ya no pueden más. No habrían salido en 4 días porque nadie se acuerda de ellos, es lo último de Catarroja. También hay un niño que se ha quedado fijo y no come, la mirada perdida, no parpadea ni nada y su hermano autista… he intentado enviarlo a un psicólogo; está muy mal. Esa es la experiencia que tengo con los niños que se acercan, y la llevo ahí. Hay otro que vive en la calle que ayer se quería tirar de un piso y le dije “Nano, te necesito aquí. Vente, quédate conmigo. Tu no nos necesitas, pero yo sí te necesito”. Me dijo que no, que ya iba a ver pero que gracias.

Y ¿qué clima se respira entre los voluntarios?

Hay de todo. Voluntarios siempre hay, en horas concretas muchos desaparecen, pero de la nada me aparecen 15 y así vamos saliendo.

Muchas gracias, Fátima.