Uno de los grupos más peculiares que se han conformado estos días ha sido el de los terapeutas ocupacionales, aquellos profesionales que ayudan a dotar a las personas, normalmente en situaciones de vulnerabilidad o discapacidad, de mayor autonomía y calidad de vida a través de la ocupación como modo llevar adelante estos procesos.
Todo empezó porque varios terapeutas fueron a hacer el voluntariado como cualquier otra persona a María Madre de Catarroja. Allí se encontraron con el grupo de psicólogos y estos les propusieron a los terapeutas que les dieran apoyo. Estuvieron allí con los psicólogos atentos por si había alguna necesidad de que requiriera su presencia. Ha sido un grupo pequeño pero fundamental a la hora de atender a aquellos de los que muchas veces nadie se acuerda y, así, «Aquello que hacéis por uno de estos pequeños, por mí lo hacéis».
Llegó una familia con dos hijos autistas e hicieron una visita. A partir de ahí se puso un cartel en la parroquia de María Madre indicando que había asistencia a niños con autismo. Se corrió la voz y se empezó a hacer asistencias a domicilio. En estas visitas a las familias, lo principal ha sido atender a los niños y, dependiendo de su grado de discapacidad, se ajustaba la explicación de la situación al nivel de cada uno para que comprendieran la situación: que estaba todo sucio, lleno de barro, que pronto se podría volver a la normalidad y que ahora tocaba estar en casa tranquilos.
No había colegio y los niños con TEA son niños con cierta hiperactividad y no tienen una capacidad de comprensión similar al resto. De hecho, les costaba mucho entender porque no podía salir de casa o ir al colegio… se les había privado de lo que hacías normalmente. Por todo ello, se procedió a dar pautas y estrategias a los padres para que en los momentos de nerviosismo que se da en estos niños especialmente en toda esta situación, pudieran aplicar técnicas de regulación, de relajación…
Al final ha sido una experiencia más, esta de los terapeutas, de acercarse a las periferias existenciales y materiales de nuestra sociedad, que parecían estar muy lejos o estaban ocultas por tantas capas de superficialidad pero que tras estos recientes acontecimientos han salido a la superficie y a tan solo pocos kilómetros de los que residen en Valencia.