La solemne festividad del Viernes Santo comenzó a las 10 de la mañana con el Oratorio de la cruz para los más pequeños. Tras el encuentro de los niños tuvieron lugar el rezo de laudes en el templo.
Una vez finalizada la oración matutina, a las 11 de la mañana dio inicio el Via Crucis por el barrio que recorrió las calles de Reus, Poeta Fernández Heredia, Avda. de Portugal, Sarrión, Avda. de la Constitución y de nuevo la calle de Reus. Se fueron sucediendo las estaciones y en todo momento las oraciones y los cantos acompañaron a Cristo en el camino del Calvario. La cruz recorrió las calles de la demarcación parroquial siendo portada por los chicos, las chicas y, en la última estación, por los niños.
Ya por la tarde se celebró el oficio de Viernes Santo a las cinco de la tarde con gran asistencia de feligreses. La celebración estuvo presidida por el padre Vicente Ballester, vicario paroquial, y varios padres Cooperadores de la Verdad. Tras la postración de los sacerdotes al comienzo y la solemne proclamación de la Pasión de Nuestro Señor, la homilía del presidente alentó a poder entrar en el sufrimiento propio de la vida porque «ya no estamos solos en el camino de la cruz». Un Evangelio, el de la Pasión, que no se entró tanto en los sufrimientos de Cristo sino «en la majestad de Jesús que entra en la voluntad del Padre».
Tras la predicación se procedió a la adoración de la cruz como signo de querer amar hasta el final, dándole permiso a Dios para que haga en nosotros aquello que parece un horror, aceptar voluntariamente la cruz, sabiendo que esconde el misterio de la vida.
Al finalizar la adoración se procedió a vivir el momento de la comunión. Ya por la noche, se finalizó la jornada con el visionado de la película La Pasión de Mel Gibson en los locales parroqiales.